Una nueva investigación sugiere que dar a las personas más libertad en situaciones sociales puede aumentar drásticamente la cooperación, la confianza y la justicia. El estudio internacional, en el que participan investigadores de la Universidad de Kobe, desafía las suposiciones de los experimentos tradicionales sobre el comportamiento humano. Publicado en Nature Human Behaviour, sostiene que estas configuraciones estándar a menudo subestiman nuestras tendencias prosociales inherentes.
Los científicos utilizan juegos inspirados en interacciones sociales del mundo real para comprender cómo se comportan las personas en situaciones específicas. Por ejemplo, un “juego de cooperación” común muestra que sólo uno de cada siete individuos coopera consistentemente a lo largo del tiempo. Esto sugiere un comportamiento prosocial limitado en entornos estructurados.
Sin embargo, los experimentos tradicionales suelen suponer que los jugadores deben actuar de la misma manera con todas las personas con las que interactúan. Esto pasa por alto un aspecto crucial de la interacción humana: nuestra capacidad de adaptar nuestro comportamiento en función de las relaciones individuales.
“La mayoría de los juegos en red suponen uniformidad”, explica Ivan Romić, científico social computacional de la Universidad de Kobe. “No tienen en cuenta el hecho de que los humanos gestionan activamente sus redes sociales”.
Para abordar esta brecha, Romić y sus colegas (Danyang Jia y Zhen Wang de la Universidad Politécnica del Noroeste en Xi’an, China) diseñaron una nueva configuración experimental. Esto permitió a los participantes elegir diferentes acciones dependiendo de con quién interactuaban dentro de los juegos clásicos “El dilema del prisionero” y “Confianza y ultimátum”, escenarios que a menudo se utilizan para modelar la cooperación y la justicia.
Más de 2.000 estudiantes universitarios de toda China participaron en estos juegos modificados. Los investigadores variaron el grado de libertad otorgado a los jugadores, lo que les permitió observar cómo esto afectaba los resultados.
Los resultados fueron sorprendentes. En el “Dilema del prisionero”, las tasas de cooperación se dispararon desde sólo el 14% cuando los participantes tenían opciones limitadas a más del 80% cuando todos podían personalizar sus interacciones. La confianza y la equidad exhibieron aumentos dramáticos similares. Incluso en grupos mixtos donde sólo algunos jugadores tenían esta flexibilidad, el comportamiento prosocial mejoró significativamente.
Curiosamente, la introducción inicial de la libertad provocó picos temporales en la desigualdad a medida que actores más adaptables explotaron su ventaja. Sin embargo, en última instancia, a medida que los juegos avanzaban y todos los jugadores disfrutaban de la libertad de adaptar sus acciones, la desigualdad disminuyó incluso cuando la riqueza general crecía.
“Los jugadores con más libertad mostraron tendencias prosociales desde el principio”, explica Jia, coautor del estudio. “No se trataba sólo de aprender con el tiempo; tenían la capacidad de actuar de manera diferente desde el principio”.
El equipo observó que a medida que los participantes adquirieron agencia, los grupos cambiaron hacia estrategias cooperativas como “ojo por ojo”, donde la cooperación es recíproca, y fideicomisarios generosos que fácilmente ofrecieron confianza. Por el contrario, aquellos limitados por opciones limitadas a menudo optaron por acciones menos cooperativas, no necesariamente porque fueran egoístas, sino simplemente porque su entorno no permitía mejores opciones.
Los investigadores concluyen que muchos experimentos tradicionales subestiman el potencial de cooperación humana al restringir la forma en que los individuos pueden tomar decisiones sociales. Argumentan que las futuras investigaciones conductuales deberían reflejar la realidad de las interacciones personalizadas y la adaptación individual dentro de las redes sociales para capturar con precisión las complejidades del comportamiento humano.
“Esto sugiere”, subraya Romić, “que la igualdad de oportunidades para las interacciones individualizadas beneficia el comportamiento prosocial”.
























