Los investigadores han documentado observaciones sin precedentes de orcas (Orcinus orca) atacando y alimentándose sistemáticamente de los hígados de grandes tiburones blancos juveniles en el Golfo de California, lo que supone una nueva comprensión significativa de su comportamiento de caza. Este estudio, primero en su tipo, revela una técnica de depredación estratégica y sofisticada, destacando la inteligencia avanzada y el aprendizaje social de las orcas.
Una técnica de parálisis inteligente
Las orcas observadas en el estudio emplearon un método notable para someter a sus presas: voltearon a los pequeños tiburones boca abajo, induciendo un estado temporal de parálisis conocido como inmovilidad tónica. Este fenómeno, también conocido como “congelación cerebral”, deja al tiburón indefenso, lo que permite a las orcas extraer su hígado rico en nutrientes y potencialmente consumir otros órganos antes de abandonar el resto del cadáver.
“Este estado temporal deja al tiburón indefenso, lo que permite a las orcas extraer su hígado rico en nutrientes y probablemente consumir también otros órganos, antes de abandonar el resto del cadáver”, explica Jesús Erick Higuera Rivas, biólogo marino y director de la organización de investigación sin fines de lucro Conexiones Terramar.
Los ataques fueron realizados frente a las costas de México por la manada de Moctezuma, un conocido grupo que se distingue por un macho de gran tamaño con el mismo nombre. Esta manada ya llamó la atención el año pasado por matar brutalmente a un tiburón ballena.
Comportamiento previamente raro
Si bien se sabe que las orcas cazan grandes tiburones blancos (Carcharodon carcharias) en regiones como Sudáfrica y Australia, los incidentes en el Pacífico nororiental son extremadamente raros. El último avistamiento confiable en esta área se documentó en 1997. Tradicionalmente, los ataques de las orcas se han centrado en los tiburones blancos adultos, cuyo mayor tamaño proporciona una fuente de alimento más sustancial. Solo hay un informe previo de orcas que mataron a un tiburón blanco juvenil, un incidente en 2023 frente a la costa de Sudáfrica que involucró a una orca llamada Starboard.
Las observaciones recientes, publicadas en la revista Frontiers in Marine Science, sugieren que atacar a los tiburones blancos jóvenes está más extendido de lo que se creía anteriormente.
“Esta es la primera vez que vemos a las orcas atacar repetidamente a los tiburones blancos juveniles”, afirma Salvador Jorgensen, ecólogo marino de la Universidad Estatal de California en la Bahía de Monterey. “Los tiburones blancos adultos reaccionan rápidamente a la caza de orcas, evacuando completamente sus áreas de reunión estacionales y no regresando durante meses. Pero estos tiburones blancos juveniles pueden ser ingenuos con las orcas. Simplemente no sabemos todavía si las respuestas de vuelo anti-depredadores de los tiburones blancos son instintivas o necesitan ser aprendidas”.
Tres ataques observados
El estudio detalla tres ataques separados contra tiburones blancos jóvenes. Dos de ellos ocurrieron en agosto de 2020, cuando cinco orcas hembras de la manada de Moctezuma persiguieron implacablemente a un tiburón juvenil hasta que se agotó. Luego lo voltearon sobre su espalda y lo empujaron hacia la superficie. Las orcas obligaron al tiburón a sumergirse y, al salir a la superficie, se les observó sosteniendo su hígado en la boca. Poco después, el mismo grupo atacó y destripó a un segundo tiburón blanco joven.
El tercer incidente se desarrolló en agosto de 2022 y siguió un patrón similar. Cinco orcas, incluido un macho adulto, voltearon a un tiburón blanco joven sobre su espalda, lo empujaron hacia la superficie y lo mordieron. Los investigadores notaron que la sangre brotaba de las branquias del tiburón y su hígado sobresalía de su abdomen, lo que permitía a las orcas agarrarlo.
Perspectivas sobre el comportamiento y la investigación futura
La naturaleza de las lesiones de los tiburones proporciona una mayor evidencia de que la inmovilidad tónica desempeña un papel a la hora de minimizar el riesgo de que las orcas sean mordidas mientras extraen el hígado. La elección de presas juveniles también reduce el riesgo de lesiones para las orcas. Sin embargo, aún no está claro si las orcas en el Golfo de California se dirigen exclusivamente a tiburones jóvenes o si también atacan regularmente a los adultos.
“Este comportamiento es un testimonio de la inteligencia avanzada, el pensamiento estratégico y el sofisticado aprendizaje social de las orcas, ya que las técnicas de caza se transmiten de generación en generación dentro de sus manadas”, señaló Higuera Rivas.
Una posible explicación para las observaciones recientes es que los tiburones blancos apenas han comenzado a reproducirse en aguas mexicanas. Se cree que el aumento de las temperaturas del océano y fenómenos climáticos como El Niño han cambiado la distribución de las zonas de cría de los grandes tiburones blancos. Es probable que la manada de Moctezuma esté aprovechando el mayor número de juveniles presentes en el Golfo de California.
En última instancia, esta investigación proporciona información valiosa sobre las complejas interacciones dentro de los ecosistemas marinos y plantea preguntas importantes sobre la adaptabilidad tanto de las orcas como de los grandes tiburones blancos. Se necesitan más investigaciones para comprender plenamente los impactos a largo plazo de este patrón de depredación en las poblaciones de tiburones blancos y el entorno marino en general.
























