Miles de personas marcharon en Belém, Brasil, este fin de semana, exigiendo medidas urgentes sobre el cambio climático mientras los líderes mundiales se reúnen para la cumbre COP30 en el borde de la selva amazónica. Mientras los activistas se manifestaban con apasionados llamamientos a favor del cambio, las negociaciones en las salas de conferencias revelaron una cruda realidad: la brecha entre las promesas y las acciones concretas sigue siendo peligrosamente amplia.
El estado de las emisiones globales
Diez años después de que el Acuerdo de París apuntara a limitar el calentamiento global a “muy por debajo” de 2°C, las emisiones siguen aumentando. Se prevé que los niveles de dióxido de carbono alcancen niveles récord este año, y las políticas actuales sugieren que el mundo va camino de un calentamiento de 2,8°C para finales de siglo. Esta trayectoria supera con creces el umbral crítico de 1,5°C, con consecuencias nefastas para las regiones vulnerables.
COP30: Una cumbre en crisis
El ambiente dentro de la COP30 es tenso. Los diplomáticos enfrentan una presión cada vez mayor para traducir las promesas en avances tangibles, pero varias cuestiones clave siguen sin resolverse. La ausencia de Estados Unidos bajo la administración Trump complica aún más las conversaciones, eliminando de la discusión a un importante emisor histórico.
Algunos argumentan que esto ha permitido a otras naciones concentrarse más eficazmente, pero la falta de influencia estadounidense es innegable. Mientras tanto, las naciones insulares más pequeñas, que corren un alto riesgo por el aumento del nivel del mar, están presionando para que se adopten medidas de rendición de cuentas más estrictas y se aborden formalmente los objetivos nacionales débiles.
Puntos clave de discordia
La cumbre está lidiando con varios debates críticos:
- Financiamiento climático: Asegurar financiamiento adecuado para que las naciones en desarrollo se adapten a los impactos climáticos.
- Comercio de energía limpia: Eliminación de barreras comerciales a las tecnologías de energía limpia.
- Eliminación progresiva de los combustibles fósiles: Una “hoja de ruta” propuesta para abandonar los combustibles fósiles, que enfrenta la oposición de los principales países productores de petróleo, como Arabia Saudita y Rusia.
El dilema de los combustibles fósiles
Un punto central de controversia es si se deben eliminar gradualmente o simplemente reducir gradualmente los combustibles fósiles. Si bien el presidente Lula da Silva de Brasil sugirió inicialmente un fuerte compromiso para eliminar gradualmente los combustibles fósiles, su país continúa otorgando licencias para nuevas exploraciones petroleras cerca del río Amazonas. Esto refleja las complejas realidades de la política energética global, donde los intereses económicos a menudo chocan con los objetivos climáticos.
El papel de Brasil y los esfuerzos diplomáticos
El diplomático brasileño que lidera las negociaciones, André Corrêa do Lago, busca evitar las luchas internas de último minuto que han plagado cumbres anteriores. Prefiere centrarse en hacer realidad las promesas pasadas en lugar de asumir nuevos compromisos. A pesar de este enfoque pragmático, Brasil ha demostrado inclusión al permitir e incluso alentar protestas públicas, un marcado contraste con cumbres anteriores celebradas en estados autocráticos.
El camino por delante
A pesar de los desafíos, muchos observadores creen que el equipo brasileño está manejando las negociaciones de manera justa. El éxito de la cumbre depende de si las naciones pueden superar los obstáculos políticos y económicos para implementar acciones significativas.
Hay mucho en juego: no abordar el cambio climático tendrá consecuencias devastadoras para las poblaciones y los ecosistemas vulnerables en todo el mundo. Los próximos días determinarán si la COP30 puede lograr el progreso que el planeta necesita desesperadamente.
























