La minería en aguas profundas promete una enorme riqueza mineral, pero un nuevo estudio revela una consecuencia escalofriante que podría repercutir en los ecosistemas oceánicos: el hambre. Si bien el raspado del fondo marino altera la vida en las profundidades del océano, las aguas menos profundas pueden verse afectadas por las columnas de sedimentos liberadas durante la minería. Estas columnas contienen partículas de tamaño demasiado similar a la fuente de alimento habitual del plancton, pero carecen críticamente de nutrientes esenciales.

El plancton, organismos microscópicos que forman la base de la red alimentaria del océano, dependen de la materia orgánica que flota cerca de la superficie. Consumen estas pequeñas partículas y luego son devoradas por criaturas más grandes como peces y ballenas. Un equipo dirigido por el oceanógrafo Michael Dowd de la Universidad de Hawaii en Mānoa se propuso comprender cómo la minería en aguas profundas podría alterar este delicado equilibrio.

Viajaron a la zona Clarion-Clipperton en el Pacífico, una región rica en nódulos polimetálicos: trozos de roca que contienen metales valiosos como cobalto y cobre. Durante sus tres expediciones, recogieron muestras de plancton a profundidades de entre 800 y 1.500 metros. El análisis de estas muestras reveló que el plancton consume preferentemente partículas de alrededor de 6 micrómetros de ancho.

Un tercer viaje coincidió con una operación minera piloto realizada por The Metals Company. Aquí, los investigadores recolectaron partículas de sedimento del interior de la columna creada por el equipo minero. Estas partículas eran alarmantemente similares en tamaño al alimento habitual del plancton, pero carecían de nutrientes cruciales como las proteínas. Básicamente, eran “comida chatarra” para estos organismos vitales.

Este hallazgo pinta un panorama inquietante: si se lleva a cabo una minería generalizada en aguas profundas, columnas de sedimentos podrían inundar vastas áreas donde reside el plancton. Si estas criaturas reemplazan la materia orgánica nutritiva con partículas minerales pobres en nutrientes, probablemente sufrirán hambre. Este efecto en cascada afectaría a toda la red alimentaria, dejando potencialmente vulnerables también a los depredadores más grandes.

El estudio subraya que los costos ambientales de la minería en aguas profundas se extienden mucho más allá de la devastación inmediata del fondo marino. Destaca la necesidad crucial de evaluaciones ecológicas exhaustivas y regulaciones estrictas antes de que esta industria de extracción de recursos crezca dramáticamente.