Un descubrimiento notable en el mar de Weddell revela que los peces antárticos construyen nidos intrincados y dispuestos geométricamente, lo que pone de relieve la complejidad y vulnerabilidad de este ecosistema helado. Los científicos documentaron más de 1.000 nidos pertenecientes a peces nototenioideos de aleta amarilla, organizados en distintos patrones, lo que se suma a la creciente evidencia que respalda la necesidad de una mayor protección de esta región.
Un descubrimiento sorprendente en las profundidades
El biólogo marino Russ Connelly y su equipo, afiliado a la Universidad de Essex, hicieron el descubrimiento mientras exploraban un área recientemente accesible cerca de la plataforma de hielo Larsen en 2019. Utilizando un robot submarino, capturaron imágenes del fondo marino a más de 350 metros debajo de la superficie. Inicialmente desconcertados por las estructuras que observaron, los investigadores finalmente las identificaron como nidos construidos por peces nototenioideos de aleta amarilla.
Disposiciones de nidos geométricos
Las imágenes revelaron una sorprendente variedad de nidos dispuestos en cinco patrones recurrentes:
- Clústeres: Varios nidos agrupados muy juntos.
- Crecientes: Formaciones curvas que se asemejan a medias lunas.
- Formas de U: Similar a la letra “U”.
- Líneas: Nidos dispuestos de forma lineal.
- Óvalos: Formas circulares o alargadas.
También se encontraron algunos nidos solos. Este acuerdo deliberado desafía la comprensión convencional del comportamiento de anidación de los peces, especialmente en un entorno tan duro y remoto.
Comprender la función de los patrones de nido
El bacalao de aleta amarilla (Lindbergichthys nudifrons) está bien adaptado a las gélidas aguas antárticas, aunque se diferencia del draco rayado, un grupo único de peces que ha desarrollado compuestos anticongelantes en su sangre. Connelly sospecha que los diferentes patrones de nidos sirven para distintos propósitos: los peces más pequeños podrían preferir la protección que ofrecen los nidos agrupados, mientras que los peces más grandes y capaces podrían optar por el aislamiento de nidos solitarios. La agrupación podría proporcionar una forma de camuflaje o confundir a posibles depredadores.
Preguntas sin resolver
Si bien el descubrimiento ofrece información valiosa, quedan varias preguntas por resolver:
- ¿El comportamiento de agrupamiento es únicamente para protección, o hay otros factores en juego?
- ¿Podría una sola pareja ser responsable de múltiples nidos, utilizando algunos como señuelos?
- ¿Cuántos peces utilizan estos nidos y cuál es la escala general de esta comunidad de anidación?
Por qué esto es importante
Thomas Desvignes, biólogo de peces de la Universidad de Alabama en Birmingham, destaca la importancia de este descubrimiento en el contexto de la creciente presión sobre los ecosistemas antárticos. “Muchos ecosistemas antárticos están bajo presión de diferentes países para ser liberados para la minería, la pesca y básicamente la explotación del medio ambiente”, señala. Este último hallazgo subraya la necesidad de realizar esfuerzos de conservación sólidos y destaca la vulnerabilidad de estos hábitats únicos.
Connelly concluye que una mayor exploración de los océanos es crucial para descubrir más sorpresas de este tipo y prevenir la pérdida de especies no descubiertas. “Necesitamos ver qué hay ahí fuera antes de que se pierdan especies que ni siquiera sabíamos que existían”. El descubrimiento de estos nidos de peces organizados geométricamente sirve como un poderoso recordatorio de las complejidades ocultas dentro de nuestros océanos y la urgente necesidad de protegerlos.

























